Allá Voy…

Allá voy, o quizás, de allí vengo. No sé… Ni tampoco sé aún  lo que haré. Si me quedaré aquí o emprenderé un camino hacia allá.

Llevo casi una década creando un camino, o mejor, encontrando mi camino. Recuerdo  cada segundo  las horas de estudio, trabajo y esfuerzo. En otro país, alejada de los míos,  donde me propuse y decidí empezar el camino hacía mi meta.

Recuerdo la cara de placer  de los que me quieren y de mis saltos de  alegría al llegar a conseguir parte de mi objetivo. Pero también recuerdo mis caídas. Noto aún como se me caía las lágrimas, incluso, con los ojos cerrados por la decepción. Lo recuerdo como si estuviera pasando ahora mismo. También recuerdo, la carcajada tímida que solté, sin querer queriendo, delante de toda la gente que decían que era muy difícil, que no me hiciera ilusiones porque seguro, no  llegaría a mis propósitos y mucho menos a mis deseos.

Recuerdo el salto de felicidad  al encontrar el principio de ese camino. De éste. Y aunque aun noto esas piedras en las plantas del pie pero, ya no duelen. Bailo sobre ellas, salto e incluso me hacen cosquillas. Huelo las rosas ya sin miedo a las espinas. Suelto carcajadas  una detrás de otra. He perdido el miedo. No tengo miedo  a nada que piense que no pueda hacer, porque mientras estemos vivos no tengo duda de que nada, nada es imposible.

Aprender el valor de las cosas y  ver el resultado del esfuerzo, da  satisfacción, paz y mucha alegría…

Editado y publicado por : Rovica.