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Muchas veces nos aferramos al dolor que nos han infringido y nos llenamos de ira, no somos conscientes de que si dejamos crecer eso en nuestro interior nos pudre el alma.
Qué bien lo has explicado mi querida Rovica.🌷
Soltar duele, pero aferrarse a lo inaferrable duele aún más. Por supuesto, no siempre es fácil soltar. Un simple ejemplo: Si ponemos una manzana durante un segundo con tu mano ligeramente levantada. No pesa, ¿verdad? Deja que pasen cinco minutos. Comenzarás a sentir una leve molestia. Al cabo de media hora es probable que ya no puedas más y esa manzana te parezca la cosa más pesada que has sostenido nunca. El peso de la manzana no ha variado. Lo que sucedió es que te aferraste a ella durante demasiado tiempo. Si la hubieras dejado encima de la mesa antes, no tendrías el brazo adolorido. Muchas gracias amiga Yvonne. Un abrazo grande🌼🥰😊