«¿De dónde surge todo este orden y toda la belleza que vemos en este mundo?» Se preguntaba una y otra vez Newton. Y ahí, situándose continuamente en esta y otras preguntas, las respuestas fueron llegando.
Isaac Newton nació en un pequeño pueblo de Inglaterra en 1643. Dicen que era un niño frágil y retraído, que pasó gran parte de su infancia en la soledad de una biblioteca. Como manifestó alguna vez: «Lo que sabemos es una gota, lo que ignoramos es un océano». A menudo, el conocimiento más profundo se encuentra en la exploración de lo desconocido.
A los 18 años, ingresó en la Universidad de Cambridge, donde comenzó a explorar las maravillas de las matemáticas y la física. Y admitió lo siguiente: «Si he logrado ver más lejos, ha sido porque he subido a hombros de gigantes», reconociendo la importancia de aprender de aquellos que lo precedieron.
Un día, mientras descansaba bajo un manzano, una manzana cayó sobre su cabeza. Ese simple incidente, según se cuenta, lo llevó a revolucionar nuestra comprensión de la gravedad. La moraleja aquí es la importancia de la observación y la curiosidad en nuestra búsqueda de conocimiento.
Newton pasó años inmerso en estudios intensivos y momentos de aislamiento profundo: «Si he hecho descubrimientos invaluables, ha sido más por paciencia que cualquier otro talento».
Publicó un libro que cambiaría la historia de la ciencia, «Philosophiae Naturalis Principia Mathematica,» que consiguió desentrañar los misterios del movimiento y la gravedad. Su trabajo ganó el reconocimiento y el respeto de la comunidad científica. Me fascina su constancia y perseverancia junto a esa curiosidad innata para profundizar una y otra vez en las mismas cosas. He leído que lo que ha descubierto ha sido por pensar, pensar y pensar en ello todo el tiempo. Se adentraba en la superficie y sabía que ahí no había verdad, que lo primero que se muestra es quizá como un mapa que hay que seguir para encontrar el verdadero tesoro. Se reafirmaba en el siguiente mensaje: «si hubiese esperado que otra gente hiciera mis herramientas y mis cosas, nunca hubiera hecho nada». Una frase que invita a la responsabilidad de tomar acción, sin esperar a que las cosas pasen porque sí… Pero, aquí viene la parte interesante: Newton estaba envuelto en un halo misterioso. Además de sus logros científicos, tenía una obsesión por la alquimia, la interpretación bíblica y la teología, así lo concluyen sus pensamientos más profundos:
«La gravedad explica los movimientos de los planetas, pero no puede explicar quién establece los planetas en movimiento».
«El ateísmo es tan insensato. Cuando miro en el sistema solar, veo la tierra a la distancia correcta del Sol para recibir las cantidades adecuadas de calor y luz. Esto no sucedió por casualidad». «Creo que cuanto más estudio, más creo en Dios».
«Tomo mi telescopio y observo el espacio, que se encuentra a millones de kilómetros de distancia. No obstante, entro en mi habitación, y, por medio de la oración puedo acercarme más a Dios y al cielo que si contara con todos los telescopios que hay en la tierra».
Este hombre extraordinario falleció en 1727, dejando un legado que influye en nuestra vida cotidiana más de lo que podrías imaginar. La historia de Isaac Newton es una mezcla intrigante de matemáticas, física, observación, perseverancia que nos inspira a explorar más, aprender de los demás y abrazar la simplicidad en la búsqueda de la verdad.
¿Te gustaría conocer más acerca de Newton y de su pensamiento? Tal como dijo él la mejor manera de entender, es usando buenos ejemplos, ¡y qué mejores modelos que sus palabras!:
«Las personas construimos demasiados muros y no suficientes puentes».
Nuestra mente está construida con muros de creencias, algunas de ellas son como puentes potenciadores que nos invitan a cruzarlos para descubrir nuevas habilidades y reinventarnos, pero otras son muros que nos encierran y no nos dejan ver más allá de la queja y la limitación. Así que cada día sería bueno que ante los desafíos nos preguntásemos… ¿Qué estoy construyendo aquí un muro de problemas o un puente de soluciones? O incluso ir más allá y replantearse si en la vida ponemos más muros o puentes.
«Un hombre puede imaginar cosas que son falsas, pero solo puede entender cosas que son ciertas».
Nuestra mente tiene la capacidad de inventar o crear ideas que no son reales, como historias de ciencia ficción o juegos de fantasía. Pero cuando se trata de entender o comprender algo, es esencial basarse en hechos y verdades. La imaginación es como un juego creativo de la mente, mientras que la comprensión busca realidad y la verdad.
«La naturaleza es verdaderamente coherente y confortable consigo misma». «La naturaleza se complace con la simplicidad. Y la naturaleza no es necia.»
Cuando observamos la naturaleza, nos damos cuenta de la sabiduría que engloba. La naturaleza simplemente ES y eso se convierte en un flujo de energía constante, todo se da con facilidad en ella. Es cíclica, y tiende al equilibrio.
«Vive tu vida como una exclamación en lugar de una explicación».
Bonita reflexión que invita a VIVIR con entusiasmo en lugar de estar viviendo entre justificaciones. ¡VIVE! y deja de buscar la aprobación de los demás.
«La verdad siempre se halla en la simplicidad y no en la multiplicidad y la confusión de las cosas».
¿Por qué nuestra mente cree más en aquello que es complicado y difícil? ¿Por qué duda de lo sencillo? Cuando la multiplicidad y la confusión tienden a ocultar la verdad. La verdad es directa y simple, no precisa de adornos o máscaras.
«La verdad es la descendencia del silencio y la meditación». Como vemos una y otra vez reflexionaba sobre la «verdad» como buen físico, pero una y otra vez se topaba con la metafísica.
¿La verdad nace al acallar nuestra mente? ¿El silencio también tiene respuestas? La meditación es una observadora curiosa del ruido mental, va dándole la bienvenida a todos los pensamientos para luego dejarlos marchar amablemente y éstos agradecidos por sentirse vistos y atendidos se van dejando paso al silencio calmado, que sintoniza con nuestra verdad, la verdad de lo que realmente somos.
«El tacto es la habilidad de llegar a un punto sin hacer un enemigo».
El cómo expresamos nuestra opinión es un marcador de unión o separación. Hoy día llamamos asertividad a esa habilidad de decir lo que pensamos sin dañar a los demás. Es lo que Newton da a conocer como «tacto», el ser cuidadoso y considerado con el otro evita conflictos innecesarios y construye relaciones más armoniosas.
«Para explicar toda la naturaleza, no basta ni un hombre ni una edad completa. En su lugar, lo mejor es que el hombre busque un poco de verdad y certeza, dejando al resto para los demás, para los que vendrán, con conjeturas y sin dar nada por hecho».
La profundidad de esta reflexión me lleva a seguir filosofando sobre la «verdad»… La verdad es a lo mejor la no certeza y el no apegarse a un «esto es así». La verdad tiene muchas formas, muchas verdades y la complejidad de la naturaleza hace que ningún individuo ni ninguna época completa pueda comprenderla por completo. La idea subyacente es que la búsqueda del conocimiento debe ser continua y que no debemos dar por sentado lo que aún no comprendemos del todo. Lo divertido es que siempre hay algo por descubrir y las futuras generaciones seguirán persiguiendo misterios ocultos.
«La unidad en la variedad, y la variedad en la unidad es la ley suprema del universo».
La unidad y la variedad se relacionan de manera armoniosa. La diversidad y el todo se unifican para recordarnos una de las leyes fundamentales que rige el universo: TODOS aunque diferentes, SOMOS UNO.
«Cuando las dos fuerzas se unen, su eficiencia es doble».
En el apoyo y la unión, las fuerzas se multiplican. Cuando las personas miramos en la misma dirección, no hay desorientación. La colaboración y la sinergia son dos fuerzas poderosas. Trabajar en equipo aumenta la eficacia y el rendimiento. Recuerda que tú solo puedes llegar, pero acompañado llegarás más lejos.
Isaac Newton, un genio tan reconocido en nuestro mundo mientras que en el suyo intentaba pasar desapercibido. Decían de él que era solitario e introvertido, aunque al profundizar en sus palabras encuentras una conexión muy profunda con ese niño interior, que le obsequiaba con esa curiosidad asombrosa para observar lo que ya había mirado y reconocer lo que no había visto:
«No sé lo que piense el mundo de mí, pero a mí me parece haber sido solo un niño jugando a la orilla del mar, divirtiéndome, encontrando un guijarro más liso o una concha más deslumbrante de lo normal, mientras el gran océano de la verdad estaba por descubrir todo antes que yo».
Gracias por compartir esta reflexiones tan profundas
Gracias a ti por tu tiempo en estar y comentar siempre amiga M. Carmen. Un abrazo grande🌼🫶🏻😊