Hola amig@s lector@s
Hoy, desde El Rincón de Rovica: Más fuerte que nunca ! ¿Sabes qué pasa? Que tod@s, o casi tod@s hemos estado alguna vez en el armario de los juguetes.
Sí. Seguro que tú también sabes de lo que te hablo. Has sido la mitad de una de esas relaciones que desde del principio sabías que no te llevarian a ninguna parte; pero no sabes ni cómo, ni porque: Arriesgaste. Y al llegar a la piscina y tocar fondo, te diste cuenta de que estaba vacía. Y entonces te hostiaste como pocas veces habrás hecho en tu vida.
Lo jodido no es caer. Lo jodido es asumir que tú y solo tú aceptaste las condiciones de esa hostia. Que pese a ver que no había agua, te empeñaste en dibujarla en tu mente. Diagnosticando, (ignorando las negativas previsiones) que muy probablemente estaría llena para cuando tú te lanzases (¡Tont@!)
Como decía… Lo jodido no es caer… Lo jodido es: Levantarse y salir del puto pozo en el que tú solit@ te has metido. Salir de ese estante en el que solo eres un juguete. Y en el que te vienen a buscar solo por interés o porque quieren jugar contigo. Y cuesta. ¡Joder si cuesta! No es cosa fácil asumir que entregaste todo el amor que cabía en ti, para en vez de acabar en unos brazos, terminar en una mera vitrina de trofeos.
A ver… Tampoco es que te metas sol@. Ayuda el que te vendan amor y acabes llevándote a casa un número en su lista: » De cama en cama y de boca en boca y tiro porque toca».
El caso es que pasas un sinfín de altibajos en los que tu autoestima es sometida a un verdadero circuito de Crossfit.
Y entonces un buen día, después de machacarte, recuerdas a la persona que llevas dentro. Y con ella viene TODO lo que tú eres. Todo lo que vales. ¡Qué vales mucho joder! Vales demasiado como para ser un puto capricho. Y ahí. Justo ahí. Es cuando eres libre. Empiezas a disfrutar de ti, de la vida y de las experiencias que ella te brinda. Y cuando ya ni recordabas aquel puto pozo que tan mal te lo hizo pasar.
Aparece él/la tí@ al que le diste TODO. El/la tí@ al que le entregaste tu amor y lo encerró bajo llave. El puto perro del hortelano. Ni come ni deja. El/la que decía que te amaba, acabaste por creerl@ y mientras con otr@s mil estaba, tú en casa llorando inviernos.
Creyéndose dueñ@ de ti y de lo que sentías, el día que te vio LIBRE y de la mano de otr@. Lloró.
Lloró cual niñ@ que corre a buscar su juguete preferido y este ya no está. Lloró porque la llave que te guarda era todo el amor que sentías por él/ella. Por eso él/la lo alimentaba, para que nunca te marcharas.
Pero ahora que ya no sientes nada. Su ego ha caído. «¿Él/la ya no me ama? ¿Acaso no soy dign@ de que me ame? ¡´Él/la es mí@! ¡Lo ha sido todo este tiempo y quiero que lo siga siendo!» – decía.
Y entonces se dio cuenta de que te amaba. De que te había amado todo el tiempo. De que siempre te quiso. Que probaba mil cosas por si encontraba en otr@ lo que le dabas tú. Pero jamás lo encontró. La avaricia le pudo. Y el sacó se rompió.
Y si, te llamará lo que quiera cuándo te vea con otro, cuando él/la solo te llamaba de madrugada, los findes, entre las 4 y las 8.
Pero pensándolo bien… Qué suerte la tuya !
Que ahora, gracias a él/la eres ; MÁS FUERTE QUE NUNCA !