Me di cuenta, que perdí absolutamente toda la capacidad de quedarme en los lugares donde se me apaga la sonrisa. Es bueno hacerse cargo y aceptar, que si nos quedamos, somos nosotros que elegimos seguir pagando la función, que ya no queremos ver hace tiempo.
Me di cuenta también, que de las contradicciones que me habitaron muchas veces, con el tiempo van cambiando, pero tenemos un chip, que por momentos, nos sigue haciendo creer que queremos las mismas cosas que antes, y no, nada que ver y, poder verlo, es una herramienta súper poderosa para limpiar el puente que viene del corazón a la cabeza, es una tarea de todos los días.
Con el tiempo, me di cuenta que amo mis espacios, que son casi sagrados y digo, casi, porque también, me gusta «desobedecerme» cuando lo elijo.
Con el tiempo me di cuenta, que detesto que busquen quitar la paz del otro en busca de sus propias respuestas, detesto la invasión de mis espacios, de mis momentos, de mis tiempos de soledad elegida, que son muchos, de mis canciones, de mis silencios, de incluso, mis rutinas.
Detesto lo que se fuerza, lo que se quiere sostener como bandera, cuando la realidad, quiere decir otra cosa.
Me di cuenta que hay gente maravillosa, que también, por suerte, ha perdido su paciencia y gente que dijo: Basta! Esta vez me toca a mi, para mi y por mi. Me lo debo.
Me gusta ese lugar en el que tienes tu sitio, que no necesitas nada, porque, nada está fuera de lugar, en ese, en el que eliges ese momento de abrir la puerta, donde sabes, que vas a estar en tu mundo, compartiendo todo eso que en verdad eres y elegiste.
Y abres la puerta con tu sonrisa, esa que, no dejas que se apague, y está esperándote, ese alguien, con su mochila, pero no llena de adoquines, si no de bonitas palabras, flores, sueños, canciones y aroma a café.
Y mis ojos se llenan de emoción y en mi corazón ha muerto la frase que dice: «ojalá no te vayas más» (a veces nos condenamos solos) y la cambié por la frase que dice: «Ojalá sigamos queriendo volver a vernos»
Me guardo los besos hasta la próxima, y si un día no los disfrutamos más, se los soltamos al viento, y seguimos… con la vida…
Excelente publicación.
… me guardo los besos…
Muchas gracias Javi. Un abrazo amigo.
Con el paso del tiempo te das cuenta de muchas cosas y todas, buenas o malas te habrán servido parta crecer, seguro. Un abrazo.
Sin duda Paz. Aprender de las cosas buenas y malas que nos suceden, es una gran parte de nuestra existencia. Crecer debe ser una prioridad y superarnos como seres humanos una meta. Un abrazo.
no te guardes los besos para darlos al viento si no los puedes dar, da los por exceso, mejor que sea por exceso, no ahorres en ello
Claro Juan M. Los besos y abrazos dados con sentimiento sincero nunca se dan al viento. Un abrazo amigo.