He aprendido que hace falta tener mucho coraje para ser feliz. Sí, hay que echarle fuerza a la vida y plantarle cara a todo aquello que nos quita la sonrisa, que nos roba la paz, aunque eso duela, aunque sea una decisión demasiado difícil para tomarla. Sí claro que lo es, y por eso mismo la posponemos. Dejamos para mañana la felicidad pensando, que bueno, en esta inercia puedes aguantarlo un poco más. Pero aguantar no es un verbo que deba conjugarse en el día a día, ni debe ser predicado vital. Tenemos muy poco tiempo como para conformarnos con el «más vale malo conocido…» o como para estar perdiéndolo vagando de puntillas por algo que ya no va con nosotros. Igual nunca lo fue o quizá sí. A lo mejor el paso de los días erosiona de tal manera que lo que un día nos pareció suficiente, hoy ya no lo es. ¿Y te vas a conformar? ¿Sí?Entonces déjame decirte que eres un/a idiota.
Si sabes dónde está tu felicidad, cómo, con quién, de qué manera, y no vas a por ella, entonces ni siquiera te la mereces. Claro que duele, cuesta, asfixia…El primer paso es siempre el más difícil, pero si tienes la suficiente valentía como para darlo, no te eches atrás. Nadie sabe qué pasará mañana, si tus decisiones serán las acertadas o no, eso solo el tiempo lo dirá. Pero si hay algo de lo que estoy segura es que no intentarlo, siempre será mucho peor. Quedarse inmóvil en la línea de salida es arriesgarse a perder cualquier oportunidad de mejorar. Acomodarse en el limbo de la incertidumbre te va carcomiendo por dentro, lento, pero sin dilación, y esa procesión de «y si» y “si hubiera» que revolotea en tu alma, te condena directamente al patíbulo. Y de tristeza, también se muere, no lo olvides,
Así que cuando veas tu vida descomponerse, cuando sientas que esa persona ya no, cuando alguien más te haga sentir que sí, cuando tu trabajo te robe la energía cada mañana, cuando la motivación ya no encuentre su lugar, cuando las emociones se te escurran sin pena ni gloria, cuando el hartazgo de la espera te haga renunciar, cuando un sábado te sepa a lunes, cuando un martes ya no puedas más, cuando la rutina te pese demasiado, cuando te canses de estar siempre detrás… Sal de las sombras y enfréntate a ese vacío que por llenarlo de sinsentidos ya no te deja avanzar. Cambia todo aquello que no, por todo aquello que sí. Y asume plenamente las consecuencias de vivir tu vida y de intentar ser, sencillamente, feliz…No hay mayor valentía que ésa.
Totalmente de acuerdo, Rovica.
La vida es demasiado corta para dejar las cosas para el mañana, mucho menos la FELICIDAD.
Ser feliz cada día es una forma de rebeldía contra todos los nubarrones que nos tiran a la cara.
¡Di que sí!
Abrazo Grande.
Sinceramente, estoy aprendiendo y cada vez más, que hay que poner distancias a todo aquello que nos robe nuestra paz y nuestra alegría. Buenas noches J. Antonio. Un abrazo amigo.
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👍🏻🌼😊
Yo a este altura de la vida, ya digo que todo lo que no me sume, ¡fuera!
Hay que beberse la vida pero con todo lo bueno.
Un besito, quierida Rovica 🌷
Haces bien Yvonne. La vida es nuestra y nadie tiene derecho a robarnos nuestra alegria y nuestra paz, como muy bien dices, sino suma ¡fuera!. Buenas noches amiga. Un abrazo grande🌹🫶🏻🥰
Vivimos un mundo donde todo es velocidad del rayo. No hay espacio para perder el tiempo, así que la vida hay que vivirla. Excelente reflexión Rovica.
Es verdad Manuel. Hay que vivir la vida y disfrutarla al máximo. Muchas gracias. Un abrazo amigo.
Igualmente para ti Rovica.