Por lo general, aprendemos después de tener algunas decepciones o después, de habernos roto el corazón en mil pedazos y, muy probablemente, luego de haber perdido la confianza, en la bondad ajena. Pero, digamos que, eso es parte del precio que debemos pagar por adquirir, un criterio más acertado que nos permita, escucharnos más a nosotr@s mism@s y, para distinguir a las personas que valen la pena tener cerca o las que hay que dejar atrás, sí o sí…
Aprende uno mejor de los aciertos y además de ser menos doloroso, se evita repetir el examen.
Sí Carlos, esa es una buena perspectiva. Pero, no hay que olvidar, que ese «examen» se repetirá todas las veces que sean necesarias, mientras no hayamos aprendido bien la lección. Un abrazo amigo.