Hola amig@s lector@s
Hola, desde El Rincón de Rovica: Siempre me ha gustado… Sí me gusta la gente que tiene ilusiones y demuestra sus ganas. La gente que se arriesga incluso cuando ha experimentado varias veces el dolor de las heridas. Me gusta la gente que reconoce, que en cada dolor le cabe una gran dosis de humanidad y que con cada miedo se levantan cada día con la intención de vencerlos. L@s que van cambiando la desconfianza por certidumbre conforme las personas les demuestran que no todo el mundo es igual, ni dos desilusiones pesan lo mismo.
Me gusta la persona que va rectificando aquella frase de “no volveré a enamorarme”, por esa otra de “estoy volviendo a confiar”. Me gusta la ilusión en los ojos y con chispitas de fuegos artificiales que tanto enamoran de l@s valientes. La gente que, aunque hable lo preciso, lo hace precisamente bien. Y, sobre todo, l@s que demuestran con hechos mucho más que lo que dicen con palabras.
Adoro a las personas libres, que extraen de cada día una baraja amplísima de posibilidades, que conocen sus aptitudes y las explotan, que crean sueños nuevos cada noche y no temen despertar. Me gustan l@s que planean viajes o l@s que son felices en una tarde de sofá, así como los que se nutren de la cultura, la lectura y el arte.
Me gustan l@s que debaten y jamás pierden el respeto a l@s demás, l@s que saben perfectamente que llorar, caer y tropezar, no tienen nada que ver con rendirse. L@s que no disfrazan las verdades con excusas y reconocen que, a veces, callarse equivale a mentir. Me gustan l@s que se quedan porque quieren y porque quieren se van, pero procuran evitar el daño intermitente de las puertas entreabiertas.
Pero más que nada en el mundo, me gustan las personas con defectos. L@s que lloran y se dejan abrazar. L@s que se equivocan y piden perdón. L@s que saben decir que no y se arriesgan al escuchar un sí. L@s que asumen inseguridades y acarician aliviando sus propias cicatrices. L@s risueños y l@s tímidos. L@s espontáneos y l@s prudentes. L@s que, como yo, se reconocen llen@s de errores.
Me gusta enamorarme de la imperfección extraordinaria de cada detalle supuestamente común…
La mirada de Julita.
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