Un día, el viento se acercó al Sol presumiendo de que nadie era tan poderoso como él.
—La lluvia cae con menos fuerza, la nieve apenas hace ruido y hasta los terremotos difícilmente consiguen sacudir el aire, pero yo… yo… yo soy capaz de crear torbellinos y tornados», alardeó el viento. «Y con ellos puedo conseguir cosas con las que ni siquiera tú, con todo tu esplendor, podrías soñar.
—Qué interesante —contestó el Sol evitando el juicio—. Te propongo un reto. ¿Ves aquel hombre que va caminando por ese sendero? Quien consiga retirarle su abrigo y su gorro, será el más fuerte.
El viento sopló y sopló; de la derecha, de la izquierda, por arriba, desde abajo, pero cuanto más fuerte soplaba el viento, más fuerte se agarraba el hombre a ambas prendas. ¿Qué hizo el Sol? Simplemente le regaló su sonrisa haciendo brillar su luz y su calor, y con ello consiguió que el hombre se desprendiera del sombrero y la gabardina voluntariamente.
Se consigue más, con un kilogramo de amabilidad o amor, que con una tonelada de enfado o indignación… ( Fábula de Esopo)
Publicado por: Rovica.
Me pregunto si un gato, adoptando la posición adecuada, sería capaz de despegar. Un abrazo.
A cambio, te cuento este chiste:
Papá, ¿cuántos años tiene el gato?
– 2 años.
– ¿Y cuántos tengo yo?
– 5 años.
¿Y por qué el gato tiene bigote y yo no?
¡Para pensar un rato!
A ver Carlos, piensa 🙄🤭: Si preguntas mi nombre, mi inicial está en guante y mi segunda letra anda en ambulante; la tercera y la cuarta se hallarán en total. Soy el más listo y guapo pero el menos cordial. Seguro que lo sabes 😊
Hablando de animales más raros que ver a un perro verde, es un gato volando. Este del caso responde por Nemo y cuando hace viento se esconde.
Una lección de vida par tomar muy en cuenta. Excelente relato.
Así es Manuel. Muchas gracias. Un abrazo amigo 🤗😊
Por nada Rovica.