Cuando finalmente pierdes el vínculo emocional con alguien, es como si se levantara un velo y comenzaras a verlo como realmente es: simplemente normal. La chispa que alguna vez viste en él, la magia que atribuiste a su presencia, se desvanece y, de repente, aparece como siempre fue: humano, con defectos e imperfecciones.
Es un momento profundo en el que te das cuenta de que no era necesariamente él quien era extraordinario, sino el amor y la energía que volcaste en la conexión que lo hizo parecer tan especial. Verás, el amor tiene una forma de mejorar a las personas. Cuando estás emocionalmente involucrado, no solo estás viendo a una persona; estás viendo un reflejo de tus sentimientos, esperanzas y sueños en él. Tu afecto magnifica sus buenas cualidades, a menudo enmascarando o minimizando los aspectos que pueden no estar alineados contigo. Es como si estuvieras iluminando a esa persona y, con esa luz, brilla.
Pero una vez que esa luz se desvanece, una vez que tu vínculo emocional se afloja o rebaja, comienzas a notar las sombras, las cosas que tal vez hayas pasado por alto antes. Esto no quiere decir que la persona no sea valiosa o significativa en tu vida. Es solo que, sin la lente del apego, finalmente la estás viendo con claridad, sin las emociones intensas que alguna vez nublaron tu perspectiva.
Es tu amor, tu energía y tu capacidad de cuidar la que pintó de colores que no necesariamente, poseía por sí solo. Entiendes que nunca se trató de que la persona fuera excepcionalmente especial por sí sola, se trataba de ti y de la profundidad del amor que tienes para ofrecer.
Es un recordatorio de que el amor que das tiene un valor inmenso. Es una fuerza que puede transformar incluso la conexión más ordinaria en algo extraordinario. Reconoce que eres tú quien tiene el poder de hacer que cualquier relación sea vibrante y significativa. Tu amor, tu energía, es un regalo, y debe darse a quienes realmente lo merezcan y lo reflejan. Por lo tanto, cuando alguien ya no te parezca tan importante como antes, tómatelo como una señal de que estás evolucionando. Estás viendo las cosas con claridad y sabiduría. No se trata de su valor, se trata de tu crecimiento. Al final, lo más especial nunca fue esa persona. Siempre fuiste tú…
El amor, sobre todo en una primera fase, nos distorsiona la realidad, pero esa evolución de la que hablas es muy importante, porque aprendemos a conocer mejor a la otra persona y también a nosotros mismos, por qué no. Ni nada es tan maravilloso, ni nada es tan perverso, solo es mostrarnos tal y como somos desde un principio. Y como ya escribió Fernando Pessoa, poeta de culto para mí, aunque un tanto melancólico… “Procura ser quien eres, te amen o no”. Es tu frase final. Un abrazo, querida Ro.
Preciosa frase:“Procura ser quien eres, te amen o no” Me encanta F.Pessoa. Paz, es que, si no eres tú, aunque te amen el que lo haga no te amara a ti, sino al tú que has creado. Un abrazo amiga.